Pues sí, acabo de someterme a una cirugía «láser» PRK, y hoygan, aparte de dos días de dolor desgarrador, ha merecido la pena. Un pecado no haberlo hecho antes.
Estoy impaciente por poder volver a mirar el escote de las jóvenas con el mismo descaro de antaño.
Aquí, un fotomontaje de cómo habría sido operarme en la infancia con la tecnología de la época:
Me imagino al cirujano quitándome las vendas como en la escena del espejo de Batman, mientras dice algo así como:
– «Güeno, usté quería unos ojos nuevos, y éstos, aunque no sean como se lo esperaba, son ojos, ¿No? Para el postoperatorio, con untarse bien de Hemoal los primeros días, bastará. Ah, y si no le importa, los honorarios me los paga sin faztura, que el dinero negro está dabuten. »